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jueves, 28 de noviembre de 2013

LA ANTIGUA BARCINO

La muralla romana de Barcelona tiene más de 2000 años de historia. Se trata del monumento más grande de la ciudad y, según algunos historiadores, de la fortificación más importante del occidente romano. Sin embargo, y a pesar de sus enormes dimensiones, tras el paso de los años, bastante más de las 2/3 partes de la muralla permanecen aún ocultas.
(En la foto de la izquierda, primera columna descubierta en la calle Llibretería en 1860, que luego se uniría a las otras tres encontradas.)
 
Se sabe de la existencia de dos murallas, una primera del S. I a.C. destruida por una incursión de bárbaros del norte, y otra posterior construida en el mismo lugar tres siglos más tarde con el fin de protegerse de futuros posibles ataques.
 
La segunda muralla, la que se puede ver actualmente, fue mucho más alta y ancha que su predecesora, la dotaron de 78 torres de vigilancia de 20 metros de altura que estaban formadas por dos plantas y en el piso superior había ventanas de mediopunto para proteger la villa del exterior. Con el paso del tiempo, la ciudad medieval creció y pronto tuvo que salir fuera de las murallas perdiendo así su carácter defensivo, pero poco a poco fue dejando en su interior estructuras para los nuevos palacios románicos y góticos que florecían de entre la ciudad.
 
 
Hoy en día esta muralla tiene muchos puntos ocultos en su recorrido, pero gracias al Plan Barcino, creado para hacer visibles y revalorizar los antiguos restos romanos, el próximo año se descubrirá un tramo de muralla de unos 40 metros al derribar dos edificios de viviendas que lo ocultan, situados en los números 14 y 16 de la calle del Sots-tinent Navarro. Se dice que, tras el derribo, esta calle pasará a llamarse Paseo de las Murallas, aunque aún quedan muchos detalles por determinar.
 
 
Otro resto romano del que no tenía constancia es el Templo de Augusto, cuyos escasos restos están enclavados en la calle Paradis del Barrio Gótico barcelonés.
Este templo romano dedicado al culto imperial, a César Augusto, y construido en la antigua Barcino, que sería con el paso del tiempo la ciudad de Barcelona.
Fue la parte central del Foro en la cima del monte Táber, en la actualidad situada en el barrio gótico barcelonés.  Con el paso de los años, la muralla se derrumbó y fue engullida por los nuevos edificios, pero  a finales del siglo XIX se encontraron tres columnas. Eso sucedió durante las obras de construcción de la sede del Centro Excursionista de Cataluña, en 1876. Exactamente 80 años más tarde, en 1956 se encontró una cuarta, justo en la plaza del Rey y fue incorporada al conjunto que se puede visitar dos veces a la semana y en visitas reducidas. Su ubicación es poco accesible, ya que están en el interior de un palacio renacentista que actualmente es sede del Centro Excursionista de Catalunya y que normalmente no está abierto al público.
 
Estas cuatro columnas del templo y los trozos de muralla recuperados atestiguan los orígenes gloriosos y romanos de la ciudad de Barcelona. Es todo lo que queda del templo de Augusto, además de algunos fragmentos del transepto y del podio encima del cual se levantaba. Lo encontraremos ascendiendo la calle Paradís (Paraíso), cuyo nombre parece ser que venía de un hermoso jardín situado en la zona de los templos de Barcelona.
 
 
Delante del número 10 de esta calle, una piedra de molino nos marca el punto más alto de la ciudad romana, el monte Táber, de poco más de 16 metros de altura, esta era la piedra consagrada que estaba a la entrada al Templo.

Las columnas del templo de Augusto que hay en el interior miden unos 9 metros y son de orden compuesto. Corresponden a uno de los ángulos posteriores del edificio y suponen un vestigio importante de uno de los templos que se encontraban en el Forum de Barcino. El templo, que no era muy grande, se construyó durante el siglo I a.C., medía 37 metros de largo y 17 de ancho y en el espacio frontal había 6 columnas (templo hexastilo). Las columnas flanqueaban toda la construcción, que contaba con una sola nave interior.

1 comentario:

PasabaXaquí dijo...

La historia de Barcelona se remonta a más 4.000 años de antigüedad, desde finales del neolítico, con los primeros restos hallados en el territorio de la ciudad, hasta la actualidad.
El sustrato de sus habitantes aúna a los pueblos íberos (layetanos), cartagineses, romanos, judíos, visigodos, musulmanes y cristianos. Pese a los vestigios de asentamientos íberos y cartagineses, el verdadero nacimiento de la ciudad se produjo en época romana, de cuyo primer momento de esplendor irá evolucionando hasta convertirse en uno de los principales puertos del Mediterráneo occidental, alcanzando en la Edad Media la primacía sobre el resto de condados catalanes y convirtiéndose la ciudad más importantes de la Corona de Aragón y donde residía Fernando el católico alejado de la fundamentalista católica, fanática y loca Isabel de Castilla.