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miércoles, 30 de abril de 2014

EL PARTHENON MASRIERA


Escondido en la Dreta del Eixample, bajando la calle Bailén a la derecha y justo antes de llegar a Consell de Cent, nos encontramos con una construcción poco común y totalmente fuera de contexto, que pese a su gran presencia puede hasta pasarnos desapercibida. Es el Parthenon Masriera, una reliquia del pasado.
(Foto de la izquierda de 1892).

El conocido como Parthenon Masriera es un pequeño templo neoclásico construido en 1882 e inaugurado en 1884. Su arquitecto fue Josep Vilaseca, creador del también emblemático Arc de Triomf del Paseo San Juan.
Vilaseca diseñó un templo hexástilo y corintio y sobre una gran plataforma. Las columnas estriadas soportan el entablamento y el frontón triangular sin esculpir, con un grifo (animal mitológico mitad águila, mitad león) en cada extremo.

1918

1935

Este edificio perteneció a la familia Masriera, concretamente a los hermanos Josep y Francesc Masriera quienes ubicaron allí su taller y sala de exposiciones. 
Durante el siglo XIX, los miembros de esta familia destacaron como orfebres, joyeros y pintores. Los dos hermanos consiguieron consolidar el negocio de joyeros, iniciado ya anteriormente por otros miembros de la familia. En 1872 ya se habían convertido en una de las mejores joyerías de Barcelona, situados en la calle Ferran y con un alto nivel en el diseño de joyas artísticas.
Paralelamente al mundo de la joyería, también destacaban en la pintura, consiguiendo también un gran éxito entre la alta burguesía de Barcelona y exponiendo incluso en la Sala Parés.

Aunque cuando consiguieron el máximo esplendor no fue con los hermanos Josep y Francesc, sino con el hijo del primero, el famoso joyero modernista y del art noveau, Lluís Masriera, de quien cabe destacar sus conocidos esmaltes "pliqué-à-jour".

Interior taller y sala de exposiciones.

En 1932, este taller y sala de exposiciones se convirtió en el Teatro Stadium. Actualmente pertenece -según he leído- a una congregación de religiosas.


2014

martes, 29 de abril de 2014

ANTES DEL 'AVECREM'


Este anuncio aparecía publicado en la prensa de finales de 1939 y hasta la llegada de los cubitos "Avecrem" copó las ventas entre los adinerados con pocas ganas de trabajar, el resto hacía el caldo con una hoja de lechuga. ¡Menudos años los de postguerra!...


Nota: De nuevo se descuadró el blog. ¡Esto es un latazo!

JOYERÍA " EL REGULADOR"



"El Regulador" era y es un palacete en el que, en su planta baja, estaba instalada una antigua y famosa joyería y relojería, justo en el nº 37 de Las Ramblas de Barcelona, haciendo esquina con la calle Carmen. Fue construido en 1850 por Josep Fonserré i Domènech bajo el proyecto del arquitecto Josep Borí.

El edificio es un claro exponente de la arquitectura clasicista  romántica, y destaca por su fachada dividida en tres tramos. Los bajos, con portales de punto redondo y el paramento de chapado de piedra.

En el primer y segundo piso aparecen unas pilastras jónicas que contrastan con el estuco rosado, y los dos niveles superiores, están separados por una destacada cornisa. Sobre la cornisa se sustentan las cuatro peanas de varios grupos escultóricos de terracota que representan a niños jugando. Un poco más arriba se encuentran unos medallones con rostros que miran hacia las Ramblas.

1890

1912

Dicen que el edificio "El Regulador" debe su nombre a uno de los instrumentos más utilizados por los vecinos de la zona: la báscula del Regulador, que fue instalada en los años 40 para que cualquier vecino que lo desease pudiese pesarse; lo que demuestra que eso es otra de las leyendas y bulos que circulan es que antes de poner la báscula la joyería ya se llamaba así y en las fotos de la época queda demostrado. 
(Foto de la derecha de los años 60).

Años más tarde la joyería Bagués-Masriera se quedó con el edificio y desde el año 2010, esta joya de Las Ramblas, se convirtió en un nuevo hotel de 5 estrellas compuesto por 31 habitaciones de gran lujo, business center, piscina, solarium, sauna-spa junto con un museo de alta joyería y un restaurante de comida de mercado, de estilo francés y mediterránea. Todo en el mismo edificio.

El palacete se ha salvado, el hotel ha respetado algo, o mucho, de su base original pero, para mi, nunca será lo que fue a principios del siglo pasado.

lunes, 28 de abril de 2014

REAL CLUB MARÍTIMO DE BARCELONA

El club nace en 1902 con el nombre de Real Club de Barcelona como resultado de la fusión entre el Real Club de Regatas, un club de remo creado en 1881, y el Real Yacht Club, que era un club de vela. Esto hace que este club sea uno de los más antiguos de la ciudad y de España.

En Agosto de 1910, los 200 socios que formaban la entidad  disponían de un pequeño edificio flotante fondeado en el Muelle de Dressanes y de un local alquilado en las Ramblas donde se reunían.
A principios de 1911, gracias a la emisión de obligaciones amortizables por 15.000 pesetas, el edificio flotante fue sustituido por uno mayor y se iniciaron las gestiones para la construcción de uno mucho más grande en tierra.

El 19 de Junio de 1911 se publicó la Real Orden por la que el "Real Club de Barcelona" quedaba autorizado a construir un edificio monumental, como sede social, en el ángulo sur del Muelle de Barcelona, en la actual estación marítima. Esta vez se emitieron obligaciones por 250.000 pesetas.

1914 - El día de su inauguración oficial.

1918

1929

El arquitecto modernista, Enric Sagnier i Villavecchia fue el encargado del proyecto. Las obras dieron comienzo en Octubre de 1912 y finalizaron en Diciembre de 1913. El resultado fue un impresionante edificio de planta octogonal cubiertro por una cúpula que estaba rematada por una especie de faro y que fue oficialmente inaugurado en Marzo de 1914.
Interiormente era un edificio bastante aséptico, con una estructura y decoración que pretendía recordar el interior de un transatlántico; un edificio  con escaleras de caracol y un gran salón abierto rodeado de enormes ventanales. Los socios del clud denominaron a la nueva sede social como "la bombonera" o "la botella de Calisay". 
El antiguo edificio flotante fue vendido al Club de mar.

1940

El 25 de Enero de 1913, a propuesta del presidente del "Real Club de Barcelona", el Sr. Morató, la Junta General procedió a aprobar el cambio de denominación a Real Club Marítimo de Barcelona
El edificio fue derrocado en 1957.

Carteles publicitarios de principios del Siglo XX.

El actual Real Club Marítimo de Barcelona, muy moderno pero sin gracia alguna:

domingo, 27 de abril de 2014

ANTIGUOS COLMADOS DE BARRIO


El pequeño comercio familiar tiene una gran importancia dentro del tejido económico y social de Cataluña ya que, tradicionalmente, se ha erigido como un elemento vertebrador de la vida cotidiana de pueblos y ciudades, aunque durante los últimos años la fuerte competencia con grandes superficies y cadenas alimentarias hayan hecho desaparecer a la gran mayoría de ellos.

De todos los establecimientos de proximidad -comercios de barrio-, los vinculados con la alimentación son mayoritarios. Algunos, además, acumulan una larga trayectoria y cuentan con 100 años de existencia. 
Esos, a menudo, comercios de origen humilde y familiar, nacidos de la menestralía, han añadido el mérito de haberse sabido adaptar al paso del tiempo a pesar de los cambios de hábitos y las transformaciones urbanas. Ellos son testimonios vivos de gran valor histórico, hecho que los convierte en parte fundamental del patrimonio histórico de esta ciudad.

1889 - Colmado Vergés en el Eixample

1903 - Colmado en la calle Diputación.

1920 -Colmado Perez en la calle Roger de Llùria.

1925 - Colmado Cortacans en la calle Craywinckel. (Creo que aún existe)

1940 - Colmado Lasierra en la calle Rosellón.

1950 - Interior de un colmado de la época.

1953 - Colmado Vidal en la calle Unió.

Los establecimientos más vinculados a la tradición comercial catalana son los colmados, también llamados coloniales o ultramarinos. Tiendas especializadas en los productos de importación, exóticos y de todas las procedencias. 
Como he dicho no se conservan muchos pero en Barcelona aún podemos disfrutar de Can Ravell; la Graneria Sala, especializada en legumbres en la Travessera de Gràcia desde 1885; Queviures Serra, en 1900 La Sierra, en la calle Rosellón; La Italiana Rivali, dedicada a la pasta y los productos italianos desde 1904; Casa Gispert, única en Europa por conservar y mantener en funcionamiento un horno de leña para tostar fruta seca; y, sobre todo, el Colmado Quílez, en su céntrica y célebre esquina de la Rambla Cataluña, y el Colmado Múrria, con los carteles de Ramon Casas en la fachada, son todavía hoy sinónimo de calidad y experiencia acumulada.
2012 - Colmado "Serra", antiguo Lasierra.

Fuera de la capital vale la pena destacar a La Confiança, en Mataró, uno de los más valiosos proyectado por Puig i Cadafalch en el año 1894 y que mantiene su decoración modernista intacta. Can Moriscot es la referencia en Girona como lo es el colmado Antiga Vilanova de la calle Argenters en Vic.

sábado, 26 de abril de 2014

LA CASA VICENS -II-

Amura Capital, la sociedad de inversión del andorrano banco MoraBanc se ha hecho con la propiedad de la Casa Vicens que estaba a la venta desde el 2007. Se desconoce la cantidad pagada pero se dice que podría rondar los 40 millones de euros.

La casa Vicens, una joya modernista de Antonio Gaudí está declarada Monumento Histórico-Artístico de Interés Nacional y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, se convertirá en un museo aunque aún no tiene fecha de apertura. 

MoraBanc es también el primer grupo inversor que mostró interés en formar parte del proyecto de una franquicia del museo Hermitage en Barcelona, lo que hace pensar que la casa Vicens podría ser el espacio emblemático elegido por el museo ruso para realizar la anunciada presentación de sus fondos previa a la inauguración de su sede en el puerto de Barcelona. Desde el banco andorrano argumentan que si bien es cierto que de momento no se contempla la posibilidad de programar exposiciones, simplemente se abrirá al público como una joya de Gaudí, tampoco descartan que pueda hacerse en el futuro.


Fotos antiguas de su interior decorado con muebles diseñados por Antonio Gaudí:

Salita de estar y despacho.

Salón principal.

Salita de fumadores.

Comedor

Uno de los rincones del antiguo y amplio jardín. Todo obra de Antoni Gaudí.

¿Se convertirá la Casa Vicens en otro icono turístico que competirá directamente con monumentos como la Sagrada Família (3.233.526 visitantes en el año 2012), la Pedrera (861.583), la casa Batlló (780.466), el Palau Güell (254.609) o el Park Güell (más de ocho millones al año)?...

viernes, 25 de abril de 2014

EL BARRAQUISMO BARCELONÉS

El barraquismo de Barcelona, fue un fenómeno, problema urbano o vergüenza que abarcó casi todo el siglo XX, creando una ciudad, vamos a llamarla 'informal' junto a la ciudad perfectamente planificada de los núcleos antiguos, el Eixample, los polígonos y otras formas de crecimiento periférico. 

Esta ciudad 'informal' se extendió por la montaña de Montjuïc y el frente marítimo, y ocupó tanto las colinas como algunos espacios intersticiales de la periferia del Eixample como la parte alta de la Diagonal, la avenida Sarriá, el término de la avenida de Roma o del Hospital de Sant Pau, además de El Carmelo o la Perona. (Foto de arriba, vista desde las barracas de Montjuic en los años 30).

El problema del barraquismo nace en los primeros 20 años del Siglo XX cuando la Barcelona industrial atrae a cantidades masivas de trabajadores. La escasa atención al problema de la vivienda, la falta de recursos públicos, la exigua industrialización del sector de la construcción y la congelación de rentas, que provocó un menor interés de los propietarios por alquilar las viviendas, agravaron la falta de vivienda popular.
Ello provocó un aumento de los realquilados y el crecimiento de los barrios de barracas, que se triplicaron entre 1914 y 1922, y pasaron de unas 1.200 a 3.600.

1926 - Barracas en la Av. de Roma frente a la cárcel Modelo.

1928 - Barraca en Montjuic.

1940 - Montjuic. Suministro de agua.

Las autoridades municipales sólo actuaban cuando había que erradicar ciertos núcleos, como ocurrió con las barracas que rodeaban el recinto de la Exposición Internacional de 1929; pero el problema era estructural, y el barraquismo se reproducía de inmediato en otras zonas de la ciudad. 
Cuando la Exposición universal abrió sus puertas, ya había cerca de 6.000 barracas en Barcelona, pese a que habían sacado adelante el proyecto de las 'Casas Baratas', una especie de chavolismo vertical, para erradicar las edificaciones ilegales que se hallaban dentro del recinto ferial.
Lo mismo sucedió con la celebración del Congreso Eucarístico de 1952, cuando se eliminaron las barracas de la Diagonal y prácticamente en un mes se construyó Can Clos en Montjuïc, para que esas construcciones no afeasen la visión de la idílica España de  Franco.

En esos años de posguerra y de la nueva España de Franco, los núcleos barraquistas fueron a peor. La miseria y la represión expulsaron del mundo rural a miles de personas que buscaron la supervivencia en Barcelona. El rápido aumento de población supuso el auge de las tradicionales formas de infravivienda, crecieron los núcleos de barracas ya existentes y aparecieron otros nuevos, como los de El Carmel y La Perona. Un paisaje urbano que las autoridades del régimen intentaban ocultar, pero a pesar de la represión política se empezaron a escuchar voces críticas desde algunos colectivos profesionales y sectores de la Iglesia católica. (A la derecha foto de El Carmel en 1960).

En la Semana del Suburbio, organizada por la Iglesia en 1957, se calculó que en Barcelona había 10.352 barracas. 
A principios de la década de los sesenta ya eran cerca de 20.000.

1960 - Barraquismo en Montjuic ya ocupa casi toda la montaña.

1970 - Las barracas del Somorrostro van desapareciendo.

1974 - Barracas en la calle Castillejos, cercana al Hospital de Sant Pau que aparece arriba a la derecha.

En la segunda mitad de los años 70, al final de la etapa de construcción de los grandes polígonos de viviendas, el barraquismo se redujo a 1.460 barracas, según el censo del Patronato Municipal de la Vivienda en 1974. 
La mayoría de esas barracas estaban enclavadas en El Carmel, un barrio con  unos habitantes que no estaban dispuestos a ser trasladados, y en el Camp de la Bota.

El último gran realojamiento, efectuado en el barrio de La Mina, se produjo pasada la mitad de los setenta. En este nuevo polígono, construido por el Patronato de la Vivienda dentro del término de Sant Adrià, se reasentó a buena parte de los habitantes de El Camp de la Bota y de otros núcleos barraquistas como el de Sant Pau. Fue una concentración forzada de personas de procedencia diversa que compartían una gran precariedad y dependencia de ayudas sociales que junto con la crisis económica de aquellos años los arrojaba a un paro masivo.

En diciembre de 1990 Pasqual Maragall, entonces alcalde de Barcelona, dirigió  la demolición de la que constaba oficialmente como última barraca de la ciudad, precisamente situada en El Carmel. Atrás quedó más de un siglo de barriadas insalubres, desatendidas, aglutinadoras de construcciones destartaladas y efímeras, además de ilegales, a merced del viento o del mar.

Su total erradicación durante los años anteriores a la Barcelona olímpica no ha dejado rastro de ellas en el territorio -tan solo una placa en el Somorrostro-; pero su historia, que pervive en la memoria de muchos de los antiguos barraquistas, sigue estando llena de luces y sombras, sobre todo de sombras. 
Sombras de una, ahora, gran y moderna ciudad que muchos quieren olvidar pero que también forma parte de nuestra historia.

jueves, 24 de abril de 2014

BARES 'LA LUNE' Y 'TORINO'

Dos bares o café-bar, dos joyas modernistas barcelonesas de principio del siglo pasado, han desgraciadamente desaparecido: El Café Bar La Lune y el Café Torino.

El Café-bar "La Lune" nace, a principios del S.XX, en la plaza del Angel esquina con la calle Boira; pero las obras de apertura de la Via Layetana provocaron su cierre y traslado, en 1909, a la esquina de Plaza Cataluña y Rambla Cataluña, en los bajos de la casa Narcis. El modesto pero también modernista antiguo "La Lune" se convirtió, entonces, en un amplio y elegante café de referencia y que se mantuvo abierto hasta 1976.

Su rico interior modernista fue obra de Salvador Alarma i Miquel Moragas y ese mismo año el Ayuntamiento le concedió el primer premio en diseño y decoración. 

En este lugar tan céntrico, en plena Plaza Cataluña, se daban cita los intelectuales de la época y en su amplia terraza, adornada por las reproducciones de los carteles que Ramon Cases había hecho para el anis del Mono o El Vermut Martini, podía verse a Santiago Russinyol degustando un vermut o un café. 

En 1919, la Casa Narcis fue vendida y el nuevo propietario la tiró abajo para construir un nuevo edificio proyectado por Josep Puig y Cadafalch.
La Lune perdió su originaria decoración modernista pero adquirió una nueva gracias a este también destacado arquitecto modernista, y continuó siendo uno de los cafés más concurridos, día y noche, de la ciudad.



Acabada la Guerra Civil el local fue reformado, perdió todo vestigio con su pasado y hasta su nombre fue castellanizado pero este emblemático café consiguió sobrevivir a la dictadura pero sus tertulias nocturnas se volvieron más "conservadoras". 

La Luna, antes 'La Lune', desapareció definitivamente en junio de 1976, cuando Caja Madrid adquirió el edificio donde estaba enclavado. 

El otro gran desaparecio, el "Café Torino",  fue otra obra maestra del modernismo barcelonés inaugurado en 1902. Durante la primera década del siglo XX  fue el Palacio del Vermut y el primer establecimiento de España donde pudo tomarse esta conocida bebida. 
El vermut lo introdujo en nuestro país su propietario, el italiano Flaminio Mezzalama, que era el gerente de Martini & Rossi para toda la Península. Esta bebida se hizo muy popular en Barcelona, tanto es así que ir a tomar un vermut al Torino se convirtió en una atracción indispensable para todo turista que visitará la ciudad y, por descontado, para la flor y nata de la burguesía catalana de la época.

La idea de montar el Bar Torino partió de este empresario milanés que quiso dar un homenaje a su ciudad: Turín y promocionar la bebida que representaba.
Con anterioridad este empresario italiano ya había abierto otro local mucho más modesto, pero también modernista, en la calle Escudillers, el llamado "Petit Torino", que actualmente -en asemejanza a David y Goliat- sigue en pie.

El "Petit Torino" en la calle Escudillers

Este espectacular edificio, situado en el Passeig de Gràcia número 18, esquina con Gran Vía, fue inaugurado en 1902 y en su diseño intervinieron los mejores arquitectos del Modernismo catalán: Antoni gaudí, pere Falqués y Josep Puig i Cadafalch, además de los escultores Massana y Buzzi. Su suntuoso interior estaba decorado con muebles de la prestigiosa casa vienesa Thonet y su decoración se llevó a cabo bajo la dirección del decorador Ricard de Capmany.
La belleza del Café Torino era tal que, en 1903, se hizo con el premio al mejor comercio del año, recién creado por el Ayuntamiento de Barcelona, con que se distinguía a los mejores comercios de la ciudad. El Torino cerró sus puertas en 1911 y con ese cierre nació un mito.


Actualmente ese local está ocupado por la Joyería Roca.