Estos son dos oficios completamente desaparecidos ya no se ven, como otras tantas cosas, botijeros y 'emblanquinadors'.
El blanqueador, en catalán 'emblanquinador', podríamos decir era el antiguo pintor de techos, vigas y arcadas, ya que en las casas burguesas las paredes se cubrían con telas. Las paredes blancas las disfrutaba la clase más baja.
En el campo, el trabajo de 'emblanquinar' lo solían hacer las mujeres; en Barcelona, lo hacían los hombres -con grandes blusones- que recorrían, con sus largas escobas al hombro, las calles más céntricas e importantes ofreciendo sus servicios.
En aquellos años aún lejanos a Bruguer y Valentine, lo usual era encalar la casa una vez al año. También se solía hacer cuando en la vivienda se había producido un fallecimiento, entonces la habitación y muchas veces toda la casa se encalaba de arriba a abajo. La cal servía para desinfectarlas de microbios
El proceso consistía en fundir las piedras de cal en agua y dar blanco en las paredes, techos, vigas y arcadas.
1888 - En las Ramblas.
1930 - Las Ramblas.
Otro oficio desaparecido es el botijero, aquel hombre que recorría las calles de esta ciudad y las de toda España tirando de un pobre burro cargado de botijos, cazuellas y jarras de barro hasta el cuello.
Los últimos botijeros que vi fue en Almería allá por los 80 y estaban más dedicados a los turistas que a otra cosa. Según mi madre, en Barcelona desaparecieron a mitad de los años 60.
1930 - En Plaza Cataluña
1963 - Frente a la Estatua de Colón
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