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jueves, 24 de abril de 2014

BARES 'LA LUNE' Y 'TORINO'

Dos bares o café-bar, dos joyas modernistas barcelonesas de principio del siglo pasado, han desgraciadamente desaparecido: El Café Bar La Lune y el Café Torino.

El Café-bar "La Lune" nace, a principios del S.XX, en la plaza del Angel esquina con la calle Boira; pero las obras de apertura de la Via Layetana provocaron su cierre y traslado, en 1909, a la esquina de Plaza Cataluña y Rambla Cataluña, en los bajos de la casa Narcis. El modesto pero también modernista antiguo "La Lune" se convirtió, entonces, en un amplio y elegante café de referencia y que se mantuvo abierto hasta 1976.

Su rico interior modernista fue obra de Salvador Alarma i Miquel Moragas y ese mismo año el Ayuntamiento le concedió el primer premio en diseño y decoración. 

En este lugar tan céntrico, en plena Plaza Cataluña, se daban cita los intelectuales de la época y en su amplia terraza, adornada por las reproducciones de los carteles que Ramon Cases había hecho para el anis del Mono o El Vermut Martini, podía verse a Santiago Russinyol degustando un vermut o un café. 

En 1919, la Casa Narcis fue vendida y el nuevo propietario la tiró abajo para construir un nuevo edificio proyectado por Josep Puig y Cadafalch.
La Lune perdió su originaria decoración modernista pero adquirió una nueva gracias a este también destacado arquitecto modernista, y continuó siendo uno de los cafés más concurridos, día y noche, de la ciudad.



Acabada la Guerra Civil el local fue reformado, perdió todo vestigio con su pasado y hasta su nombre fue castellanizado pero este emblemático café consiguió sobrevivir a la dictadura pero sus tertulias nocturnas se volvieron más "conservadoras". 

La Luna, antes 'La Lune', desapareció definitivamente en junio de 1976, cuando Caja Madrid adquirió el edificio donde estaba enclavado. 

El otro gran desaparecio, el "Café Torino",  fue otra obra maestra del modernismo barcelonés inaugurado en 1902. Durante la primera década del siglo XX  fue el Palacio del Vermut y el primer establecimiento de España donde pudo tomarse esta conocida bebida. 
El vermut lo introdujo en nuestro país su propietario, el italiano Flaminio Mezzalama, que era el gerente de Martini & Rossi para toda la Península. Esta bebida se hizo muy popular en Barcelona, tanto es así que ir a tomar un vermut al Torino se convirtió en una atracción indispensable para todo turista que visitará la ciudad y, por descontado, para la flor y nata de la burguesía catalana de la época.

La idea de montar el Bar Torino partió de este empresario milanés que quiso dar un homenaje a su ciudad: Turín y promocionar la bebida que representaba.
Con anterioridad este empresario italiano ya había abierto otro local mucho más modesto, pero también modernista, en la calle Escudillers, el llamado "Petit Torino", que actualmente -en asemejanza a David y Goliat- sigue en pie.

El "Petit Torino" en la calle Escudillers

Este espectacular edificio, situado en el Passeig de Gràcia número 18, esquina con Gran Vía, fue inaugurado en 1902 y en su diseño intervinieron los mejores arquitectos del Modernismo catalán: Antoni gaudí, pere Falqués y Josep Puig i Cadafalch, además de los escultores Massana y Buzzi. Su suntuoso interior estaba decorado con muebles de la prestigiosa casa vienesa Thonet y su decoración se llevó a cabo bajo la dirección del decorador Ricard de Capmany.
La belleza del Café Torino era tal que, en 1903, se hizo con el premio al mejor comercio del año, recién creado por el Ayuntamiento de Barcelona, con que se distinguía a los mejores comercios de la ciudad. El Torino cerró sus puertas en 1911 y con ese cierre nació un mito.


Actualmente ese local está ocupado por la Joyería Roca.

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