Si el palacio de ayer -el Palau Moja- escondía un interior que no correspondía con su exterior, con el de hoy sucede exactamente lo mismo o más.
Este escondido Palau Moxó, fue construido en 1770, sobre las ruinas de una antigua residencia del siglo XIII que había sido la más relevante de la ciudad durante la Edad Media, el Palau Moxó se alza en pleno barrio Gótico impregnado de historia. Está situado en la plaza Sant Just, delante de la iglesia del mismo nombre y cerca del Ayuntamiento y del Palau de la Generalitat.
El Palau Moxó fue, hasta el año 2000, la residencia exclusiva de la familia Moxó. Está catalogado como patrimonio arquitectónico y es una de las bellezas del barroco tardío más destacadas de Ciutat Vella y, desde hace un par de años, ha abierto sus puertas al gran público tanto para eventos como para visitas guiadas.
El Palau Moxó fue, hasta el año 2000, la residencia exclusiva de la familia Moxó. Está catalogado como patrimonio arquitectónico y es una de las bellezas del barroco tardío más destacadas de Ciutat Vella y, desde hace un par de años, ha abierto sus puertas al gran público tanto para eventos como para visitas guiadas.
El Palau Moxó, con rasgos clásicos, es el único palacio privado barcelonés del siglo XVIII que todavía conserva su mobiliario e interiores originales.
Fue construido bajo la dirección del maestro de obras de la Catedral de Barcelona, Francesc Mestres, el edificio se divide en cuatro plantas, de 700 metros cuadrados cada una, y la planta baja donde entraban los carruajes y estaba la zona de servicios, cocinas, calderas, caballerizas, etc.
Su gran sala de baile de estilo rococó es uno de sus tesoros; así como el techo decorado con un impresionante fresco con alegorías de los signos del zodíaco, las artes y las estaciones del año.
Ahora, el único palacio de su género que no fue destruido bajo las bombas de la Guerra Civil nos abre sus puertas, todos los viernes, para zambulliros en su historia mediante unas visitas guiadas que nos permitirán descubrir sus secretos, sus pinturas y toda su belleza interior.
Si lo visitáis, también podréis contemplar un magnífico piano Erard de Paris de finales del siglo XIX, cuya compra fue asesorada por el maestro Rubinstein.
Si lo visitáis, también podréis contemplar un magnífico piano Erard de Paris de finales del siglo XIX, cuya compra fue asesorada por el maestro Rubinstein.
No hay comentarios:
Publicar un comentario