
Algunos historiadores remontan sus orígenes mundiales al tiempo de los antiguos egipcios y sumerios pero, en Catalunya, su celebración está documentada desde el siglo XVII, cuando se utilizó como modelo el típico muñeco que los campesinos ponían en los campos sembrados para espantar a los pájaros.
Siglos más tarde, en Barcelona, se construyó un muñeco con movilidad que iba vestido al estilo Carlos III con sombrero y casaca. Este monigote recibió el tratamiento protocolario de Rey o Su Majestad Carnestoltes, ya que es el rey del desenfreno y el monarca de la burla.
A mitad del siglo XVII, esta celebración de máscaras y juergas empezó a crear problemas. Debido a ello, fue prohibido en 1640 y no volvió a celebrarse hasta 1760, bajo el reinado de Carlos III; entonces las fiestas empezaron a celebrarse y extenderse por todos los rincones.
Durante los siglos XIX y XX, empezó una de las épocas de más esplendor del Carnaval, pero en el año 1939 esta fiesta quedó de nuevo prohibida en todo el Estado, y aunque hubieron pueblos que siguieron celebrando los Carnavales de espaldas del régimen, no fue hasta la muerte del dictador cuando recuperaron todo su explendor.
1917
1927
1929
1936
Y ahora, un "serio" pensamiento con salida de pata de banco incluída: A ver si, por estos lares, el próximo año no tenemos ni autonomía ni Carnestoltes; como en este país, y durante todo el año, cada día es un puro y patético Carnaval por donde los fantoches -disfrazados de lo que no son- campan a sus anchas... ¿Verdad José Manuel y otros "piscineros" conocidos o por conocer?...
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