En 1920 tuvo lugar la primera Feria de Muestras de Barcelona que se celebró en el antiguo recinto de entrada al Parque
de la Ciudadela -Saló Sant Joan-, gracias a la iniciativa conjunta de la Cámara de Comercio, el Ayuntamiento, la Diputación de Barcelona y la
Mancomunidad de Cataluña.
En 1932, se constituyó la sociedad "Fira Internacional de Barcelona", que inmediatamente fue declarada como de utilidad pública por la Generalitat republicana.
Finalizada y perdida la guerra, en 1942, Barcelona reanudó la actividad ferial en un entorno económico y político penoso. Sin embargo, el Ayuntamiento y la Cámara de Comercio de Barcelona la consideraron como una magnífica oportunidad para intentar reactivar la maltrecha economía catalana y, como no, española; así como para seguir mirando hacia el exterior, hacia Europa.
Desde entonces, la Feria de Muestras del mes de junio se convirtió en un auténtico acontecimiento social en Barcelona, ya que permitió conocer nuevos productos e innovadoras maneras de entender el comercio, el transporte, la vida doméstica o la organización del trabajo; y a los niños de los años 60 pasar un gran día recogiendo folletos y muestras de lo que fuese, "bienes preciados" que luego iban directos a la basura.
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