La casa de Lluis Ferrer-Vidal, es un magnífico ejemplo de los destrozos que se hicieron en esta ciudad, en la década de los 60, propiciada por el gran alcalde Porcioles. Con estas remontas de pisos, grandes edificios modernistas y los pocos Art Decó que teníamos se convirtieron en simples casas de pisos.
Este edificio, ahora mutilado, está situado frente a los Jardinets de Gràcia, entre el Palau Fuster y la avenida Diagonal, en el número 114 del Paseo de Gràcia. Fue construído por el arquitecto Eduard Ferrés i Puig entre los años 1914-1916. Su estilo es Art Decó. (Foto de la izquierda de 1920)
La planta baja fue planteada como tiendas con grandes escapartes y el entresuelo como una extensión de los mismos, tras ellos apareciá el piso principal, con la galería semicircular, donde residía el propietario y los otros tres pisos estaban destinados al alquiler. Sobre la entrada aún se puede ver el escudo de la familia Ferrer-Vidal.
Antes de la llegada de la década de los sesenta y de la 'remonta de pisos' generalizada, se eliminó la cúpula central junto con todo el coronamiento del edificio. El resto, la gran tribuna del piso noble -el principal-, sus grandes ventanales y el conjunto de la portería y bajos quedaron intactos, pero el edificio -como muchos otros- perdió gran parte de su encanto.
Esta entrada también nos sirve para observar como ha ido cambiado la antigua "Cinc d'Oros" -actual plaza Juan Carlos I- en el cruce de Diagonal con el Paseo de Gracia, durante la República y la Dictadura franquista.
1934 - La Casa Ferrer-Vidal conserva su cúpula y el obelisco su estatua de la República.
1942 - La cúpula se mantiene, la II República ha caído.
1956 - La cúpula ya ha desaparecido, pero la estatua de la victoria de Franco se mantiene. (Barcelofilia)
2013 - "Sin chicha ni limoná".
Se podía haber hecho el remonte de pisos y volver a colocar el coronamiento con la cúpula encima. Pero hoy (2015) se están haciendo más remontes de pisos que entonces. Sólo hay que ver edificios del Paseo de Gracia y Rbla. Catalunya como los de Santa Eulalia, Dolce & Gabbana o Biosca y Botey. Y son mucho peores que los de Porcioles, por cierto.
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