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El pequeño comercio familiar tiene una gran importancia dentro del tejido económico y social de Cataluña ya que, tradicionalmente, se ha erigido como un elemento vertebrador de la vida cotidiana de pueblos y ciudades, aunque durante los últimos años la fuerte competencia con grandes superficies y cadenas alimentarias hayan hecho desaparecer a la gran mayoría de ellos.
De todos los establecimientos de proximidad -comercios de barrio-, los vinculados con la alimentación son mayoritarios. Algunos, además, acumulan una larga trayectoria y cuentan con 100 años de existencia.
Esos, a menudo, comercios de origen humilde y familiar, nacidos de la menestralía, han añadido el mérito de haberse sabido adaptar al paso del tiempo a pesar de los cambios de hábitos y las transformaciones urbanas. Ellos son testimonios vivos de gran valor histórico, hecho que los convierte en parte fundamental del patrimonio histórico de esta ciudad.
1889 - Colmado Vergés en el Eixample
1903 - Colmado en la calle Diputación.
1920 -Colmado Perez en la calle Roger de Llùria.
1925 - Colmado Cortacans en la calle Craywinckel. (Creo que aún existe)
1940 - Colmado Lasierra en la calle Rosellón.
1950 - Interior de un colmado de la época.
1953 - Colmado Vidal en la calle Unió.
Los establecimientos más vinculados a la tradición comercial catalana son los colmados, también llamados coloniales o ultramarinos. Tiendas especializadas en los productos de importación, exóticos y de todas las procedencias.
Como he dicho no se conservan muchos pero en Barcelona aún podemos disfrutar de Can Ravell; la Graneria Sala, especializada en legumbres en la Travessera de Gràcia desde 1885; Queviures Serra, en 1900 La Sierra, en la calle Rosellón; La Italiana Rivali, dedicada a la pasta y los productos italianos desde 1904; Casa Gispert, única en Europa por conservar y mantener en funcionamiento un horno de leña para tostar fruta seca; y, sobre todo, el Colmado Quílez, en su céntrica y célebre esquina de la Rambla Cataluña, y el Colmado Múrria, con los carteles de Ramon Casas en la fachada, son todavía hoy sinónimo de calidad y experiencia acumulada.
2012 - Colmado "Serra", antiguo Lasierra.
Fuera de la capital vale la pena destacar a La Confiança, en Mataró, uno de los más valiosos proyectado por Puig i Cadafalch en el año 1894 y que mantiene su decoración modernista intacta. Can Moriscot es la referencia en Girona como lo es el colmado Antiga Vilanova de la calle Argenters en Vic.
Genial el artículo. No se si a ti te pasa, pero además del encanto que tienen, hay ese recuerdo olfativo. Esposa olores, mezclando el fuerte del queso, el intenso del vino, el especiado del azafrán y otras especias. Para mi son un mundo mágico.
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